Una familia nos pidió
diseñar un refugio en una zona rural cercana a Bogotá, el cual debía funcionar
como vivienda y, al mismo tiempo, como sede de su pequeña empresa de turismo
rural que consistía en alojar a viajeros interesados en el avistamiento de
aves, y en ofrecer talleres de yoga. El proyecto está situado a 16 km de
Bogotá, en una zona única en biodiversidad, con un clima frío (la temperatura
media diaria durante todo el año es de 9ºC y la mínima media es de -1ºC) y una
pluviosidad elevada. El contexto es el del ecosistema de subpáramo en los Andes
tropicales, naturalmente muy rico pero vulnerable a la creciente expansión de
la actividad humana en su territorio.
El comienzo del proyecto coincidió,
temporalmente, con el desarrollo de las negociaciones de los acuerdos de paz en
Colombia.
Si bien el proceso de paz era necesario y urgente, plantea el reto de
su gran impacto a nivel territorial, ya que, al haber más seguridad en zonas
rurales, se genera una expansión potencial de lo urbano, sin precedentes, sobre
el campo. Esta expansión ejerce nuevas presiones sobre muchas zonas de alto
valor ecológico. Acordamos con esta familia que esta vivienda, y las diferentes
microacciones paisajísticas que conformaban el proyecto, funcionarían como un
pequeño laboratorio para probar formas responsables de habitar el territorio. A
petición de las futuras habitantes, y junto con ellas, indagamos en estrategias
de ecoturismo encaminadas a facilitar formas alternativas de convivencia entre
humanos y otras especies animales.