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Cotidianeidades
Doméstico Productivas en Madrid
Centro de Creación Contemporánea Matadero
Madrid, España
2011
Todas las viviendas son productivas. Si bien éstas se han consolidado
durante las últimas décadas como espacios de consumo, por ejemplo, como
contenedores de aquello que compramos o desde donde hemos consumido programas
de televisión durante años, también son ámbitos fundamentales de producción y
reproducción en la ciudad. Las actividades productivas remuneradas
contemporáneas como parte de la vida doméstica están vinculadas a modos de
producción cada vez más dispersos y a las tecnologías que facilitan su
desarrollo.
Además,
para diferentes grupos sociales las viviendas desempeñan un papel clave como
núcleo productivo en el desarrollo de un proyecto de emprendimiento o
simplemente para compatibilizar el ámbito doméstico reproductivo y el laboral remunerado.
Sin embargo, el planeamiento urbano suele ignorar tanto las problemáticas que
hay detrás de estas realidades como los potenciales que ofrecen.
Si bien las
realidades doméstico productivas han sido tradicionalmente desatendidas en el
caso de los trabajos domésticos de cuidados, hoy podemos reconocer muchas otras
esferas donde también están desatendidas.
En Husos
comenzamos a analizar en 2009 el trabajo desde casa para entender cómo se
podría replantear el diseño de la vivienda para facilitar formas de bienestar y
empoderamiento social a través de reconocer las actividades productivas y
reproductivas del hogar (ver más sobre los orígenes de esta investigación por
Barajas y García en Volume Magazine no 32: Centers Adrift, 2012).
En la fase
de investigación que aquí se presenta, se realizaron 48 encuestas en Madrid a
personas que usan su vivienda como unidad de producción remunerada y no
remunerada.A 10 de ellas se entrevistaron en profundidad, además de realizar
un trabajo de campo exhaustivo1. Se estudiaron dos aspectos fundamentales sobre las
cotidianeidades doméstico productivas2. El primero tiene que ver con sus capitales sociales. Por
ejemplo, con su habitual funcionamiento como ámbitos de empoderamiento para
pequeños productorxs que facilitan, no sólo su emancipación y el emprendimiento
de proyectos productivos remunerados, sino también nuevas formas de relación
entre vida productiva y reproductiva y entre éstas y contextos cercanos por
ejemplo en la escala del barrio. El segundo aspecto, en contraste con el
primero, tiene que ver con problemáticas tales como el incremento de ritmos de
trabajo tipo 24/7, su frecuente relación con distintas formas de aislamiento,
sobreexplotación, absorción y precariedad laboral, ya sea desde la legalidad o
fuera de ella.
Los casos analizados en este trabajo aportan argumentos que demuestran cómo este último aspecto de precarización no necesariamente deslegitima los valores presentes en muchas cotidianeidades doméstico (re)productivas y en la dispersión actual del trabajo en general. En cambio, evidencia la necesidad de construir nuevos marcos físicos (nuevos tipos de edificios residenciales, por ejemplo), organizativos (político-normativos, de gestión comunitaria y de leyes laborales) y simbólicos (visibilidad, cuando sea el caso) para la vivienda entendida como posible lugar para el compartir cuidados, afectos e imaginarios, y para la construcción colectiva de otros bienes materiales e inmateriales vinculada a una mayor participación y democratización en la producción y en la reproducción de nuestras sociedades.
(1) Ver tráiler de entrevistas: https://www.youtube.com/watch?v=qVzn7dOdU7U
(2) Los casos de estudio en Madrid forman parte de un proyecto de investigación en curso de Husos arquitecturas llamado “Viviendas (Re)productivas”, cuyas fases más recientes, entre los años 2007 y 2010, han contado con el apoyo de la Universidad Europea de Madrid, El Ranchito-Centro de Creación Contemporánea Matadero, en 2011-2012, y la trienal de Oslo en 2016.
(2) Los casos de estudio en Madrid forman parte de un proyecto de investigación en curso de Husos arquitecturas llamado “Viviendas (Re)productivas”, cuyas fases más recientes, entre los años 2007 y 2010, han contado con el apoyo de la Universidad Europea de Madrid, El Ranchito-Centro de Creación Contemporánea Matadero, en 2011-2012, y la trienal de Oslo en 2016.